¿Tenemos tiempo y espacio para Dios?

¿Tenemos un puesto para Dios cuando él trata de entrar en nosotros? 

¿Tenemos tiempo y espacio para él? 

¿No es precisamente a Dios mismo al que rechazamos? 

Y así se comienza porque no tenemos tiempo para él. 

Cuanto más rápidamente nos movemos, cuanto más eficaces son los medios que nos permiten ahorrar tiempo, menos tiempo nos queda disponible. 

¿Y Dios? 

Lo que se refiere a él, nunca parece urgente. 

Nuestro tiempo ya está completamente ocupado. 

Pero la cuestión va todavía más a fondo. 

¿Tiene Dios realmente un lugar en nuestro pensamiento?

Benedicto XVI
diciembre 2012